
FERRARESI: EN AVELLANEDA DESPLEGARON EFECTIVOS POLICIALES PARA IMPEDIR QUE PONGAN CARTELES DE CRISTINA
La obsesión de Ferraresi contra Cristina, un operativo innecesario y el impedimento de la colocación de cartelería.
La pulseada en el Conurbano bonaerense pisó el acelerador esta semana: la obsesión del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, tomó forma pública con la denuncia de militantes del espacio de Máximo Kirchner por la retirada de carteles con la imagen de Cristina Fernández de Kirchner en plena vía pública.
Según el video viralizado en el Instagram de Máximo Kirchner, inspectores municipales —“me mandaron, maestro”, se defiende uno— frenaron a un grupo de militantes cuando bajaban de una camioneta carteles con la cara de Cristina. Un policía, fastidioso, llegó a decir: “Yo me quiero ir a seguir agarrando chorros, no estar acá”.
Para La Cámpora, esta intervención no es un hecho aislado. Desde el cierre de listas de 2023, el ex ministro de Vivienda de Alberto Fernández habría desarrollado una animadversión personal, que se tradujo en maniobras: desde bloqueos a pintadas callejeras hasta disputas internas por el control territorial en Dock Sud.
“Acá, hace cuatro días que cada vez que ponemos un cartel viene gente del municipio de Avellaneda, que a veces responde directamente al propio intendente, a querer corrernos… el fondo del problema es ese”, denunciaron los camporistas.
Para el camporismo, el ataque a la imagen de Cristina no es inocente: lo interpretan como un mensaje de debilidad hacia la figura de La Cámpora, apuntando a socavar su base en uno de los feudos peronistas más importantes. El mismo diputado Emmanuel González Santalla llamó a “militar, a construir para nuestro pueblo, junto a Cristina. Que no nos distraigan”.
En tanto, en el entorno de Ferraresi aseguran que la prohibición responde a normas municipales sobre cartelería “sin privilegios” y niegan animosidad política. Sin embargo, la insistencia en intervenir los espacios de La Cámpora denota, para los kirchneristas, una fijación personal de Ferraresi: el intendente no habría podido procesar quedadas anteriores en Lanús y Quilmes, rupturas de bloques legislativos y el desembarco del camporismo en zonas que él considera de su jurisdicción.
La disputa se profundiza ahora con la pulseada por los plazos electorales: mientras el peronismo bonaerense vive días de máxima tensión, el choque entre Ferraresi y La Cámpora exhibe no sólo la grieta interna, sino también la obsesión de un hombre fuerte del Conurbano con la figura de Cristina y su rechazo al aparato militante más joven del kirchnerismo.